ºPublicado en el Cronista del 17/12/15
Comienza otra vez el debate sobre Aerolíneas Argentinas. Sin información plena para evaluar la gestión saliente, ya se anticipan las críticas a la nueva administración. Todavía están frescos los ecos del descalabro con que finalizó la gestión privada del grupo Marsans, la frustrada privatización de los 90 y aún los intentos de asociación con la escandinava SAS de los 80. Aunque ahora pareciera estar fuera de discusión que la empresa debe ser estatal. En esta nueva etapa es necesario entonces cuantificar avances y los recursos que ha demandado Aerolíneas y, más importante, precisar cuántos demandará en el futuro. Es importante que la sociedad conozca hacia adonde va Aerolíneas y los beneficios y costos de la estrategia adoptada. El Estado Argentino comenzó a asistir financieramente a Aerolíneas Argentinas, Austral y empresas controladas a partir del 10/07/08 buscando “.. garantizar la prestación del servicio público, mantener las fuentes de trabajo y sanear la situación patrimonial….” Sus administradores diseñaron un Plan de negocios quinquenal dirigido a “…crecer en la operación, lograr eficiencia en la estructura de costos y brindar un servicio de calidad”.
Aerolíneas y sus empresas controladas recibieron desde julio 2008 hasta el 31/3/15
$ 23.198 millones según informes publicados por la Auditoria General de la Nación. Aproximadamente u$s 4900 millones en 81 meses, u$s 60 millones mensuales. Este fue el costo de los logros obtenidos según la visión de la administración saliente. Un enfoque crítico sin embargo los relativiza y en muchos casos hasta los niega. La información pública disponible por lo pronto es escasa y antigua. El último balance publicado corresponde al ejercicio 2013 y allí se destaca: “. ..que en 2013 se transportaron 8.343.451 pasajeros, significativamente por encima de los 5 millones de pasajeros promedio que transportaba cuando se estatizó; que las frecuencias se aumentaron 73%; que la empresa vuela a 35 destinos federales, 22 de los cuales no operan otras compañías; que se aumentaron los ingresos 85%; que pasó a ser la primera línea aérea que une ciudades capitales de Argentina y Brasil con 85 frecuencias semanales a Brasil, pasando a ser la línea aérea con mas frecuencias y destinos a países del Mercosur; que se reinauguró la ruta a Nueva York; que se renovó y homogeneizó la flota; que se inauguró el Centro de Formación y Entrenamiento para Pilotos de la República Argentina, etc”. Y a estos logros deben agregarse otros muy caros a muchos argentinos que necesariamente deben ser cuantificados, buscando su razón ser y consenso: “Disponer de una aerolínea de bandera, mejorar la conectividad del país, conservar la fuente de trabajo…”
El año pasado Aerolíneas recibió del Estado Nacional $ 3966 millones para sus gastos corrientes, la quinta parte de lo que se destinó para la Asignación Universal por Hijo. En nueve meses de 2015 se transfirieron $ 3590 millones con el mismo fin según Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), u$s 45 millones mensuales. Este valor representó casi 20% de los subsidios dirigidos al transporte de colectivos, 30% de los que recibió el transporte ferroviario y el 163% de los subsidios para AYSA, la empresa que brinda servicio de agua y saneamiento para los 11 millones de habitantes que viven en la región metropolitana de Buenos Aires.
Este es el punto de partida de la nueva administración que tendrá que diseñar la nueva estrategia, cuantificar inversiones y, sobre todo, poner en conocimiento a la población sobre los costos y beneficios que demandará su Aerolíneas Argentinas.
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La administración Pública Nacional (1) gastó $ 1.134.364,22 millones en el año 2014 ( u$s 140.000 millones al cambio oficial promedio de $ 8,12 por dólar) y tuvo ingresos por $ 944.178,03 millones (2) . El déficit calculado de este modo alcanzó los $ 190.186,18 millones, un 4,3 % del PBI. Este resultado financiero negativo de $ 190.186,8 implicó un crecimiento significativo respecto del registrado en 2013, $ 85.058,14 millones, como consecuencia de aumento de los gastos del 51,05 % y de los ingresos de 41,49 %. El incremento de los gastos tiene la principal explicación en el aumento de los intereses de la deuda que pasaron de $ 41.579,95 millones en 2013 a $ 84.819,30 en 2014 ( aumento de $ 43.240,25 millones) y el pago de las acciones del YPF S.A. y YPF GAS S.A. por $ 40002,50 millones.
El Gasto del Estado nacional representó en 2014 el 25,6 % de los bienes y servicios producidos por la economía argentina (PBI). Diez años atrás este porcentaje era del 12 %. Medido de esta manera, el tamaño del Estado Nacional creció entonces más del doble entre 2004 y 2014. Sigue leyendo →
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Publicado en El Cronista del 18/11/15
Los subsidios son las transferencias que realiza el gobierno con el objeto de beneficiar a los consumidores o productores de bienes y servicios buscando complementar sus ingresos o reducir los costos. En la Argentina actual alcanzan una magnitud considerable aunque no existen estimaciones oficiales precisas. Y si bien hay un acuerdo generalizado en el sentido que deben beneficiar solamente a aquellos que los merecen, todos los intentos del gobierno para realizar una actualización sistemática de las tarifas, algo que se intentó por primera vez hace ya diez años, naufragaron y se quedaron a mitad de camino, jaqueados por los elevados costos políticos y la dificultad para identificar precisamente a aquellos que se los merecen.
Resulta difícil convencer a un universitario que estudia y trabaja que su factura de electricidad de 300 kwh bimestrales equivale en Capital Federal o Gran Buenos Aires a menos de medio kilo de asado. Sin subsidio pagará un kilo y medio. Y si al fin admite que no es muy caro, demandará acto seguido un aumento equivalente de su sueldo. Tampoco es sencillo convencer a un usuario de clase media-alta que la factura sin subsidio que Edenor o Edesur le pasa bimestralmente es barata aun costándole 6 o 7 kilos de asado. Ese es el estado de comprensión del problema. Es necesario entonces discutirlo y acordar una salida. Tal como está, el esquema de subsidios es inequitativo, voluminoso y no fomenta el ahorro de energía ni de los escasos dólares. Si el problema se comprende en su real dimensión el resto vendrá por añadidura. Y esto significa también que quienes lo merecen deben seguir pagando por 300 kwh bimestrales el equivalente a menos de medio kilo de asado.
¿Cuánto invierte el Estado Nacional en subsidios? El Poder Ejecutivo Nacional no lo ha cuantificado certeramente. Tampoco lo conoce con precisión el Congreso Nacional. La única estimación pública existente es la que mensualmente difunde la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), una organización civil que tiene acceso al Sistema Integrado de Información Financiera (SIDIF) de la Secretaría de Hacienda dependiente del Ministerio de Economía de la Nación. El SIDIF no está diseñado específicamente para determinar los subsidios y su estimación se debe realizar buceando sistemáticamente en la contabilidad pública aunque a veces sea necesario también utilizar la casuística, tratando de identificarlos cruzando categorías programáticas, partidas contables hasta su máximo nivel de desagregación y diversas aperturas del gasto diseñadas en el Manual de Clasificaciones Presupuestarias. Mensualmente, la ASAP elabora en base al SIDIF su Informe de Ejecución Presupuestaria de la Administración Pública Nacional. Definiendo a los subsidios como las transferencias de carácter económico que realiza la Administración Nacional para financiar los gastos corrientes de Empresas Públicas, Fondos Fiduciarios y Empresas Privadas, ASAP consiguió identificar en los primeros nueve meses del año subsidios por $ 156.000 millones, de los cuales 62% son canalizados via dos empresas, Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA) y Energía Argentina S.A. (ENARSA) que incluyen entre otros los subsidios a la generación eléctrica y la compra de gas importado. ¿Es mucho o poco? Poco no es es. Aun admitiendo que se incluyen aquí todos, algo que aún debe demostrarse con contundencia, los subsidios representaron el año pasado la mitad de lo pagado en jubilaciones o nueve veces lo que destinó la ANSES para pagar la Asignación Universal por Hijo para Protección Social.
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Continuando con el tema desarrollado en un post anterior intentamos precisar el impacto del cambio en la operatoria de implementación del subsidio al gas en garrafa. En ese sentido, la Dirección de Estadísticas de la Provincia de San Luis nos informó que el precio promedio de la garrafa de 10 kilos en Abril relevado en su operativo fue de $ 104 y creció respecto del precio promedio de Marzo un 71,35 %. En función de la ponderación del Gas en garrafa en el Indice de Precios al Con sumidor de San Luis (IPC-SL), la incidencia de la variación del gas en garrafa fue de 0,23 p.p. sobre un nivel general que subió en Abril un 1,8 %.
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Cambios en el subsidio al consumo del gas en garrafas
A partir del 1 de abril el mecanismo de subsidio a la garrafa de gas tuvo un cambio fundamental, cambio en el buen sentido en el que acuerdan casi todos los especialistas, sean adherentes o críticos del gobierno. Se instrumentó a partir de esa fecha (Resoluciones de la Secretaría de Energía Nº 49/15 y 102/15) el Plan Hogares con Garrafas (HOGAR) mediante el cual se subsidia a los consumidores de gas en garrafas (subsidio a la demanda) en reemplazo del existente Plan Garrafa para Todos (Garrafa Social), que subsidiaba a los productores del gas en garrafas (subsidio a la oferta). El valor de referencia de la garrafa de 10 kilos con el Plan HOGAR pasó a ser a partir del 1 de abril de $ 97, reemplazando el precio de referencia de $ 16 que regía para la garrafa social; un aumento de mas del 500 %. El subsidio ahora consiste en una trasferencia directa a la cuenta bancaria del beneficiario de $ 77 por garrafa de 10 kilos que ahora cuesta $ 97; el beneficio es extensible a aquellos hogares de bajos recursos que no tengan acceso al gas por redes y la cantidad de garrafas subsidiadas por mes depende de los miembros del hogar (hasta 5 miembros o más), de la zona de residencia (centro y norte del país o Chubut, Neuquén, Rio Negro, Santa Cruz, Tierra del Fuego, la Puna y Malargue) y del mes del año. Así por ejemplo un hogar de cinco miembros que resida en el centro del país recibirá por año el subsidio equivalente a 18 garrafas de 10 kilos, aunque si reside en Tierra del Fuego y Santa Cruz el subsidio permite adquirir 73 garrafas anuales; bajo ciertas condiciones muy restrictivas incluso los hogares de bajos recursos podrán recibir mayores cantidades, que como máximo pueden alcanzar para adquirir hasta 393 garrafas anuales si reside por ejemplo en Tierra del Fuego. Sigue leyendo →
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(Una versión anterior fue publicada en El Cronista, Buenos Aires)
El transporte automotor de pasajeros recibió el año pasado en subsidios del gobierno nacional $ 21000 millones (0,9 % del PBI o 3822 millones de dólares) y los ferrocarriles $ 7475 millones (1365 millones de dólares) según cálculos de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP). Ese dinero fue recibido por las empresas prestatarias para que no transfieran plenamente sus costos al precio del boleto. ASAP estimó que cada pasajero que pagó su boleto en ferrocarril recibió un subsidio de $ 28,66. Los trenes sirven a los habitantes del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), los partidos del conurbano en mayor medida y la Capital Federal en menor proporción. El subsidio de los trenes es entonces para los habitantes del AMBA. Una inequidad, un tratamiento discriminatorio de los argentinos que no viven en el AMBA. ¿Qué pasa con los subsidios a los colectivos, 3822 millones de dólares en 2013? Todas las ciudades importantes del país tienen transporte de pasajeros por colectivos. Pero, una vez más, “Dios atiende en Buenos Aires”; y en este caso no solo en la Capital Federal sino también en la Provincia de Buenos Aires.
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El ayudar a las personas de menores recursos con problemas económicos y/o financieros constituye una de las tareas más altruistas que se pueden observar. Pero tal altruismo es verdadero cuando se genera con espíritu solidario y sin una búsqueda adicional más que el soporte para superar una mala situación. Lamentablemente, en nuestro país desde hace un tiempo a esta parte, verificamos la presencia de múltiples prestaciones de subsidios en distintas actividades y servicios públicos que lo único que provocan es que, por otra vía, los ingresos vayan cayendo (dado que es necesaria una mayor recaudación de impuestos, que deterioran nuestros ingresos disponibles), y que el objetivo no sea específicamente sacar a personas o familias de una situación de pobreza, sino que existen algunos otros objetivos que distan mucho del altruismo y la finalidad cooperativista. Ahora caben algunas preguntas: ¿son los subsidios malos en sí mismos? ¿deben mantenerse de manera prolongada en el tiempo? ¿deben otorgarse a todos por igual? Ensayemos alguna respuesta. Sigue leyendo →
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