El PBI por habitante de la Argentina será al finalizar este año inferior al que se registraba cuatro años atrás según los pronósticos del FMI o de la CEPAL. El FMI adopta datos del INDEC para el pasado y su propia estimación para 2015, pero recientemente comunicó que mantendrá bajo estudio y evaluación estas estadísticas del INDEC. El Ministro de Economía por su parte ha criticado aquellas estimaciones y prevé que la Argentina producirá por habitante este año muy poco más que lo que producía cuatro años atrás. Cualquiera sean los datos, entonces, el caso argentino es un típico caso de estancamiento en el contexto de los países de la región. Todos ellos han visto expandir anualmente su PBI por habitante en estos cuatro años, muchos de ellos a una tasa anual elevada (Bolivia y Paraguay 3,4%, Uruguay 3,2%, Colombia 3,0%, R. Dominicana 3,1%) y otros no tanto ( Chile 2,5 %, Costa Rica 2,6%, Ecuador 2,2%, México 1,5%). Sólo Brasil y en mayor medida Venezuela tendrán un desempeño igualmente de decepcionante. Habrá muchas explicaciones para esta decepción pero una sola conclusión: Casi todos los países vecinos crecieron entre 2011/2015 y Argentina no. No es entonces que el mundo se le cayó encima. La explicación de este estancamiento de casi media década está fronteras adentro.
Una mirada de más largo plazo muestra asimismo que el dinamismo argentino fue muy importante sólo en el lapso 2003/2007, cuando salía del pozo 1999/2002 y, coincidencia o no, encabezó el ranking con Venezuela, con un PBI per capita creciendo, respectivamente, al 7,4% y 9,9% anual. Pero los años posteriores mostraron que a ambos se les fue reduciendo el empuje hasta llegar al estancamiento actual. Argentina creció entre 2007/2011 al 4 % anual, pero en este lapso ya hubo países que la superaron, Uruguay creciendo al 5,9% anual y Perú al 4,6% anual. Y entre 2011/2015 la Argentina se estancó. Estancamiento cuando los otros avanzan equivale a retroceder.