Los empresarios no tienen el problema. Saben perfectamente cuanto han subido sus costos y en base a ello se sientan a negociar. Mas difícil es para la otra parte, los sindicatos, visto que desde el Estado Nacional no se elaboran todavía indicadores de inflación libres de reparos. Frente al problema, hay diversos índices de precios al consumidor que elaboran direcciones de estadísticas provinciales con cierto rigor. Dependiendo del período, arrojan resultados parecidos (San Luis, Ciudad de Buenos Aires, Tierra del Fuego), y también arrojan resultados similares el que se difunde desde el Congreso y el sitio de internet inflación verdadera. La excepción aquí es el que elabora la Provincia de Santa Fe, otrora prestigioso indicador, que desde hace varios meses presenta anomalías y mide muy cercano al viejo IPC del INDEC, aunque el reciente anuncio de que deja de calcularse pareciera aclarar los curiosos resultados que venía mostrando.
Está claro asimismo que todos los indicadores de precios, aún los del INDEC, muestran en los últimos meses una aceleración de la inflación. Si en el 2013 los precios subieron en promedio en torno de un 20/25 %, los últimos doce meses muestran un escalón bastante mayor superior al 30 %, coincidente con la suba del dólar oficial que en el mismo período creció cerca del 60 %.
Un aumento salarial en torno del 30 %-34 % pareciera entonces reponer el poder adquisitivo perdido en los últimos doce meses, aunque si el objetivo fuera recuperar el poder adquisitivo perdido en los últimos dos años por ejemplo, el incremento en algunos casos tendría que ser mayor, los empleados públicos por ejemplo. Crucial en esta cuestión sin embargo son las expectativas acerca de la percepción del futuro: el aumento repone el poder adquisitivo perdido en el pasado pero el salario corre detrás de la “inflación presente”. Si los sindicatos creen que la cuestión inflacionaria se agudiza en el futuro, reclamaran mayores aumentos aún. Si no hay certeza sobre los índices, también reclamaran un aumento mayor.
Pareciera claro asimismo que todos los sindicatos son concientes de los peligros y aceptan que los aumentos se produzcan en forma escalonada, contribuyendo así a frenar la inercia y atenuar las presiones. Queda pendiente responder sin embargo si la actual política económica basada exclusivamente en la ortodoxia monetaria, la suba de la tasa de interés y los precios cuidados será suficiente para calmar las expectativas inflacionarias y desacelerar los incrementos de precios de los últimos meses.