Diversas voces y alertas se han lanzado sobre la amenaza que representarían las importaciones sobre la producción nacional de carnes aviares. Se ha argumentado que las importaciones de este tipo de carnes han crecido en forma significativa respecto del año pasado.  Según SENASA en efecto se importaron en los primeros siete meses del año unos 11 millones de kilos de pollos y derivados, un 140 % mas que las registradas en igual lapso del año pasado ( 4,6 millones de kilos). Las carnes frescas de pollo importadas por su parte crecieron mucho mas, un 664 %,  aunque los 2,7 millones de kilos ingresados representaron  una proporción muy pequeña del total de productos y subproductos aviares ingresados al país en los primeros siete meses del año. El grueso de las importaciones de pollos y subproductos lo constituyen aún las harinas provenientes de Brasil y Estados Unidos que redondearon en los primeros siete meses del año los 7 millones de kilos.

Los volumenes importados por su parte no representan todavía ningun valor relevante con respecto a la producción doméstica. De acuerdo a la Cámara Argentina de Productores Avícolas (CAPIA) el año pasado se faenaron 725.556.000 aves. Cualquiera sea el rendimiento promedio de carne de cada unidad ( 1 Kilo?) y aún admitiendo una caída de la producción del 10 %, ( la industria de carnes blancas ha caído en los primeros siete meses del año un 6,2 % según el Estimador Mensual Industrial del Indec), una importación de carne de pollo anual de por ejemplo 5.000.000 de kilos está muy lejos todavía del 1 % de la producción doméstica. No parece tal proporción ser por ahora una amenaza para la industria avícola nacional