Los impuestos ocultos son aquellos que la gente no sabe que está soportando. Y, por ello, poco reclama. Pero son la mayoría. Salvo patente automotor, el impuesto inmobiliario y algún otro “por ahí”, que el contribuyente es consciente y le duele pagar, el resto de los impuestos son impuestos ocultos enmascarados dentro del precio del bien o servicio. Algunos figuran en el comprobante de la transacción aunque el consumidor poca atención le presta, el impuesto al valor agregado (IVA) por ejemplo, y otros, aún figurando en el comprobante, el contribuyente se resigna ante el hecho consumado y los soporta pues de otra manera se vería privado del bien o servicio que está adquiriendo, muchas veces servicios imprescindibles: ingresos brutos, contribución municipal, impuestos a los débitos bancarios, fondos de desarrollo, tasas municipales de las más variadas, pueden figurar en la factura de electricidad o del gas.
El Impuesto de sellos es también otro ejemplo de este tipo de impuestos “ocultos” que en un caso concreto de transferencia de autos adquiere una importancia relativa muy importante. A veces se enmascara en el rubo “gastos” que el intermediario expone. Otras veces, aún expuesto explícitamente en el comprobante, es tomado como inevitable y visto con resignación. Es un impuesto local o provincial y como tal varía según la provincia. En Santa Fe 1,2 %, Córdoba o Entre Ríos el 1,5 %, en Salta 2,5 %, Capital Federal 3 %, Provincia de Buenos Aires 3,5 % y en la Provincia de Mendoza el 4 % sobre el valor del auto. Pero el valor es aquél asignado por el Fisco que, además, está siempre por encima del valor de mercado de auto. Otra exacción.
La realidad actual tiene sin embargo una ventaja: ha ganado en transparencia y si el interesado busca en la página oficial de la Dirección Nacional del Registro Automotor podrá tener una idea aproximada del costo y al menos podrá “indignarse” con fundamento. Podrá ver una larga lista de ítems y conceptos que se incluyen en una transferencia de un auto. Podrá incluso con esta herramienta chequear los gastos que cobra la concesionaria cuando se hace cargo mediante sus gestores. Y por diferencia, concluirá en forma “aproximada” lo que cobra la concesionaria en concepto del inasible “flete” si se trata de un auto cero km.
Una transferencia de un Toyota Corolla SEG 2012, cuyo valor de mercado intermedio entre el mínimo y el máximo que arroja una búsqueda de internet, $ 350.000, tiene un valor fiscal de $ 412.000 según el aplicativo de la DNRA y costará en Mendoza $ 23.887, en la Capital Federal $ 19.767, en Salta $ 17.707 y en Córdoba o Entre Ríos $ 13.587. Para realizar la transacción, sin embargo, deberá realizar el vendedor la verificación policial: $ 1202 en la Capital Federal. En total la transferencia en la Ciudad de Buenos Aires tuvo un costo de $ 20.969, el 5,1 % del valor del Corolla transferido que el Fisco “sostiene ” que vale $ 412.000. Aunque, si el Corolla que vendió tiene un estado “regular” y lo vendió en $ 300.000, la transferencia cuesta el 7 % del valor de la compraventa.
Compartir el post "Impuestos ocultos y el elevado costo de transferir un auto"
Impuestos carísimos, sólo para mantener vagos y políticos corruptos.. las peores calmes y rutas del mundo, la peor infraestructura vial y la peor previsión y educación vial.. todo eso con los impuestos más caros del mundo. Eso es el populismo argentino.
No se vos Carlos, yo prefiero mantener pobres que mantener ricos. Es mucho más caro. Saludos
Los brutos como Eva nos cuestan carísimos, porque votan crápulas a cambio de migajas…. con razón ese nombre, igual que la bruta que no hacía nada sin López Rega al lado.