Los últimos datos del mercado de trabajo sobre el III trimestre del corriente año publicados por el INDEC muestran en efecto este aparente contrasentido. Y siguiendo las opiniones de los periodistas y las publicaciones de los medios buscando reflejar la noticia, se transforman en un excelente caso práctico sobre lo que significan estas estadísticas, lo que muestran y, también, los errores que no deben cometerse; lo que no significan y lo que no muestran. El periodismo en efecto tituló “subió el desempleo”; algunos realizaron otras aclaraciones y desarrollaron otras calificaciones. Pero en general no aclararon la cuestión principal. Y es probable que el público no avezado, y aún especialistas, se quedaron con lo que les sugirió el título. Y no siguieron indagando sobre la cuestión, tal vez, de especialistas. Pero que induce a conclusiones erróneas. Y esto es más importante aún a nivel de los que no son especialistas.
Es cierto que la tasa de desempleo subió. Pero no ocurrió lo que sin decirlo este título sugiere: el titular “subió el desempleo “ .sugiere entre líneas que además hubo gente que perdió su trabajo; y esto sí no surge de los indicadores presentados. Lo que sí surge, lo que si ocurrió en cambio es lo contrario: hubo gente que consiguió un empleo y antes no lo tenía; se crearon entonces nuevos puestos de trabajo a pesar que la tasa de desempleo subió.
Este aparente contrasentido surge de la propia definición de los indicadores que, los grandes medios y la mayoría de los periodistas, no tienen en cuenta. Por la propia definición y cálculo de los indicadores no siempre que suba la tasa de desempleo se destruye empleo. Y lo opuesto también: no siempre que baja tasa de desempleo se crean nuevos puestos de trabajo.
La tasa de desempleo en consecuencia no cuenta toda la historia del mercado de trabajo. Cuenta solamente una parte y la otra parte debe buscarse en los otros indicadores que se publican periódicamente. Si esto no se hace puede haber casos en que se concluya erróneamente. Como en este caso.
El otro punto en cuestión de estos resultados: ¿con qué período debe realizarse la comparación? De ninguna manera con el segundo trimestre. Algo que también medios y periodistas destacaron con énfasis. ¿Por qué? La comparación debe realizarse con igual trimestre del año pasado, o sea con el tercer trimestre de 2017 para contemplar posibles variaciones atribuibles al período del año analizado. Por la misma razón que las ventas de sidra de diciembre del año deben compararse con las realizadas en diciembre del año pasado, ya que, por razones culturales, las ventas de sidra de diciembre siempre serán mayores que las de noviembre o las de julio.
La comparación con la tasa de desocupación del trimestre anterior, o sea II Trimestre de 2018, tiene asimismo otra limitación: no presenta diferencias estadísticamente significativas, esto es no se puede afirmar en términos estadísticos que el 9,0 % de tasa de desocupación abierta observado en el III Trimestre de 2018 sea diferente del 9,6 % observado en el Trimestre anterior, o sea en el II Trimestre del corriente año.
Sube el desempleo y sube el empleo
La tasa de desempleo abierto en efecto subió. Entendida como el porcentaje de la población que busca trabajo y no consiguió una ocupación alcanzó el 9 % en el III Trimestre del corriente año, significativamente por encima del registrado un año atrás, 8,3 %. Medido en cantidad de personas que viven en el área donde se releva la encuesta, las 31 ciudades más importantes del país donde se estima vivían unas 27.842.000 personas en el III Trimestre de este año, la cantidad de desocupados aumentó así en 110.000.
¿Porque aumentaron los desocupados? ¿Porque perdieron su trabajo? No. Lo que en verdad ocurrió entre el tercer trimestre de ambos años fue que aumentó la gente que salió a buscar trabajo, estimativamente un adicional de 238.000 personas, de las cuales las 110.000 no consiguieron un empleo pero las restantes, las 128.000, si lo consiguieron. En términos porcentuales esto se resume así: la tasa de desempleo subió desde 8,3 % al 9 % de la población económicamente activa, la tasa de actividad, gente que busca trabajo como proporción de la población total que habita la zona de referencia, aumentó desde el 46,3 % al 46,7 % y la tasa de empleo, la proporción de la población total que tiene un empleo, pasó desde el 42,4 % al 42,5 %.
En resumen la tasa de desocupación sube porque aumenta la gente que busca trabajo y la economía no es capaz de generar todos los puestos necesarios para ocuparlos. Pero una parte si lo consigue y esto aumenta el nivel de empleo.
El principal cambio en la población ocupada finalmente fue el aumento en aquellos que trabajan pocas horas, el subempleo horario, que aumentó significativamente desde el 10,8 % de la población económicamente activa al 11,8 %; como consecuencia, la proporción del empleo total que trabaja menos de 35 horas a la semana aumentó desde el 11,8 % que alcanzó en el III trimestre del año 2017 al 13 % en igual período de este año.
La otra pregunta relevante es: ¿Porque aumenta la gente que busca un empleo? ¿Porque la situación está mejor y la población sale a buscar una ocupación porque aumentan las probabilidades de conseguir un empleo? O ¿Por qué la situación está peor y es necesario que los restantes miembros del grupo familiar consigan una ocupación y complementen los ingresos del principal sostén de la familia? La respuesta correcta parece ser esta última a juzgar por muchos indicadores y, entre estos, por la caída de la producción y de los ingresos reales de la población. Caída que en el primer mes del IV Trimestre del corriente año se manifestó en el Estimador Mensual de la Actividad Económica del Indec (- 4 % respecto de octubre de 2017) y el empleo registrado del Ministerio de Trabajo ( – 1 %).
La salida de la población a buscar trabajo fue un fenómeno intenso en las mujeres adultas que tienen entre 30 a 64 años que pasaron desde el 65,6 % en el III trimestre del año pasado al 68,4 % en el presente año. En los grupos poblacionales jóvenes en cambio hubo una retracción y retirada del mercado de trabajo en el mismo lapso: la tasa de actividad de las mujeres jóvenes, entre 14 y 29 años, descendió desde el 40,2 % al actual 39,8 % y la de los varones del mismo grupo etario descendió mucho más, 57,1 % el año pasado y 55,1 % en el III trimestre de 2018. La actividad de los varones adultos, entre 30 y 64 años, en cambio, no experimentó variaciones y se mantuvo en torno del 91,4 %.
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