Cuántas veces hemos escuchado, sobre los jóvenes (y especialmente los adultos mayores) “el problema es que no leen”. Quienes somos parte de la comunidad educativa, somos concientes y, sobre todo, padecemos esa situación. Particularmente no tiene mayor relevancia la cantidad de hojas de libros que leen (en la era de las TICs sería un sinsentido pedir que lean libros en papel, siendo que se han desarrollado los libros digitales), ni tampoco la temática de éstos. Sí importa la capacidad que tiene un individuo de interpretar, abstraer, y concluir sobre el tópico propuesto.
Hacia finales del año pasado, se publicaron los últimos resultados de las pruebas PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes), sobre evaluación de competencias en lectura, matemáticas y ciencias.La definición de competencia utilizada en México por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación es la siguiente: “un sistema de acción complejo que abarca las habilidades intelectuales, las actitudes y otros elementos no cognitivos, como motivación, valores y emociones, que son adquiridos y desarrollados por los individuos a lo largo de su vida y son indispensables para participar eficazmente en diferentes contextos sociales” (OCDE). Por tanto, la idea de “competencia” no implica la mera acumulación de información o datos, sino la posibilidad que el individuo pueda desarrollarse en la sociedad a la cual pertenece, con un cúmulo de historia personal y expectativas que, sumadas a las habilidades intelectuales lo posiciona como gestor de soluciones principalmente en la vida profesional.
Los puntajes obtenidos en competencias lectoras, matemáticas y ciencias, seguramente desanimaron a muchos educadores, ya que nuestro país se encuentra bastante abajo en la tabla de posiciones.
Sin embargo, lo que no se dice de este programa, es que además de considerar las competencias de los alumnos, tiene en cuenta el contexto social, cultural, económico y familiar. Ello lo registra a través de encuestas realizadas tanto a alumnos, como a autoridades de los establecimientos educativos que participan en el programa. En ese caso, pierde sentido realizar un análisis de corte transversal, es decir, comparar el desempeño de nuestro país con el de otros países participantes. En este sentido, otorga conclusiones más relevantes, realizar un análisis de serie; es decir, observar la evolución del desempeño a lo largo de los años que se aplica el programa.Las mediciones de desempeño que propone PISA, muestra que la Argentina ha podido incrementar, año tras año, el rendimiento en matemáticas y ciencias, pero no ha pasado lo mismo con la capacidad lectora. Es más, ésta ha ido decayendo marginalmente. ¿Es posible revertir esta situación? ¿Es posible que un adolescente se pueda enfrentar con la vida laboral o universitaria con la capacidad de entender la complejidad de las situaciones que se le presentan y encontrar soluciones asequibles?¿Somos los docentes universitarios los que tenemos la responsabilidad de propiciar un pensamiento crítico en condiciones en donde el alumno no entiende lo que lee? Creemos que ello es parte del desafío de construir una sociedad más cohesionada en donde todos aportemos a la solución y no a la mera queja de: “no saben leer” o “no entienden lo que leen”
Hola Alexis. Porque te parece que pierde sentido el análisis de corte transversal? No tiene ninguna validez
La comparabilidad entre países implicaría que deben hacerse consideraciones culturales, sociales, etc. Que no están presentes en la configuración del indice. Este sirve como referencia, pero no es determinante.
Sin dudas el hábito de la lectura se va deteriorando con las generaciones. Intiuitivamente, lo que más salta a la luz es la pérdida de incentivos para leer. La lectura se hace en casa y cada vez los incentivos son menos. Para pasar las pruebas en el colegio, con leer un resumen alcanza y en la casa, el costo de oportunidad de leer 45 minutos es cada vez más alto. En ese tiempo se pueden mandar y ver 200 tuits, ver 10 perfiles en facebook, enviar y recibir cien mensajes o ver un tiempo de la champions league. Para contrarrestar eso, los padres necesitan cada vez más conciencia de la importancia de la lectura. Cada vez es mayor la disciplina que se necesita, de los padres para hacer leer a los hijos y de los hijos para sentarse. Sería bueno ver as diferencias de los resultados de aprendizaje según el status socio-económico de las familias, para comprender a) si hay una correlación directa; b) si los más ricos leen más que los más pobres y c) Si ambos han decaido en igual medida. Podemos seguirla! Quizás pronto PISA empiece a cambiar también como evalúa la comprensión lectora y las cosas cambien.
Sería bueno que PISA empiece a medir las habilidades socioemocionales, que se han descubierto como más importante que todas las demás en el éxito en la vida y en la sociedad. De esta manera, podríamos elaborar política pública y planes educativos más concentrados en ellas