Publicado en El Cronista del 20/02/2014
El problema es la forma. Una actualización de las tarifas eléctricas casi no tiene detractores. Pero ha sido postergada varias veces por las resistencias de la población.
Hay una forma sin embargo de avanzar en la actualización y los costos políticos transformarlos en beneficios políticos, haciendo que el impacto no recaiga exclusivamente en los usuarios. Esa forma es concentrarse en la catarata de impuestos que recaen sobre el consumo de electricidad en la mayoría de las jurisdicciones, consecuencia de que los tres niveles de gobierno (Nación, Provincias y Municipios) gravan su consumo en mayor o menor medida, de forma tal que la carga tributaria total puede llegar en muchos casos a un 60 o 70 % de la facturación básica. Sigue leyendo